En mi nueva vida me detuve a pensar... 5 minutos... unos eternos 5 minutos en la vida que tuve. Supongo que la rutina a veces nos nubla, nos enceguece, y terminamos bloqueando en algún momento nuestra mente, hasta llegar al momento de ni siquiera recordar qué se hizo ayer. Hoy me encuentro en un momento parecido. Pareciera como si hubieran pasado mil años, como si me hubieran transplantado el cerebro o algo por el estilo. En fin, me olvido de todo culpa de la temida rutina. Es duro escapar. A veces pienso si la vida que tuve fue mejor que la que estoy teniendo ahora. Me siento como en un flash, nueva gente, nueva vida, nuevo estilo, nuevas costumbres, nuevos amigos. ¿cómo se acostumbra uno a todo esto en tan poco tiempo? Pero, ¿y qué con lo que pasó? ¿en algún momento se llegará a perder?. Muchas preguntas, pocas o muchas respuestas. Lo que quiero saber es... cómo salir de este estado de transición. Tener una doble vida, cuesta. Insertarse en este mundo, cuesta. Y más de lo que pensaba. Extraño la edad del pavo, extraño los momentos de risas con amigas, que hoy en día, aunque nos reimos igual, no es lo mismo. Extraño la gente, la ciudad, las costumbres, el olor del hogar. "No hay nada mejor que casa" (G. Cerati). Cuánta razón. Es una nebulosa, una nueva burbuja, diferente. Sólo que, hay que aprender a encajar de nuevo, hay que volver a empezar de cero. Eso también cuesta. Lo que quiero decir, que se extraña todo lo vivido, que no parece como si fuera ayer. Cada persona que pasó por nuestras vidas, cada sentimiento, cada sensación, cada momento, cada saludo, cada cara, cada situación. Todo, hoy.. se extraña.
Pam
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