No tardé mucho tiempo en darme cuenta de cómo las cosas cambiaron desde que una etapa de la vida cierra. Uno se piensa que las cosas son para siempre, y nunca es así. Las etapas nunca duran, cierran y ya. Tenemos la esperanza de que los amigos que nos acompañaron, nos levantaron, nos apoyaron, nos secaron las lágrimas... estén siempre y en cada momento de nuestra vida, pero tampoco es así. Los amigos van y vienen. La vida continúa y ahora esas lágrimas las secamos por nuestra cuenta, las caídas nos vencen pero nos levantamos y los caminos los hacemos solos. ¿Pero por qué tanto cuesta aceptar todo lo que se va? A lo mejor la gente se hace la fuerte en estos aspectos, y nunca admite que se siente solo. Bueno, yo lo admito, estoy sola... en mi camino, en mi nueva vida, sola. Es momento de abrir los ojos y nos encontramos con cosas que no eran como creíamos, personas totalmente diferentes, caminos con otras vistas, y por sobre todas las cosas caminos SEPARADOS. ¿Qué sigue de ahora en más? Uno siempre tiene planeado su vida, pero... para mí es una sorpresa. Me entrego al destino. Se me fueron las ideas, chau.
Pam
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