-Lo siento - le dije - lo siento de veras.
- No pasa nada, Hazel Grace. Pero que quede claro que cuando creí ver el fantasma de Caroline Mathers en el grupo de apoyo, no me alegré tanto. Te miraba, pero no sentía añoranza, no sé si me entiendes.
Se sacó el paquete del bolsillo y metió el cigarrillo.
- Lo siento - repetí.
- Yo también - respondió él.
- No quiero hacerte algo así nunca - le dije.
- Bueno, no me importaría, Hazel Grace. Sería un privilegio que me rompieras el corazón.
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